martes, 7 de julio de 2015

NADAR TAN ABAJO



Tras mucho tiempo viendo como la gente te hundía, Dave se decidió a salvar a alguien, así que aquella noche se fue al bar de siempre se enfundo su traje de buceo, aquel que no destacaba mucho ya que detrás de cualquier columna podía haber tiburones deseosos de mostrar su poderío, lo cual podía distraerle de su auténtico cometido que era una misión de rescate, bajar bucear y encontrar a Maria para salvarla. La única manera de quitar la presión que provocaban esas profundidades eran esas pequeñas bombonas de oxígeno en forma de cigarrillo que le permitían seguir teniendo sangre fría para nadar tan abajo.

Allí estaba ella, seguía con sus frases irónicas que la permitían nadar sin correr mucho peligro de atascarse y mantenía la mirada de aquel que no sabe muy bien que le deparara tanto buceo, Dave tras pegar el último trago se fue hacia donde estaba ella e hizo como si se le cayera la copa. - ¡Joder lo siento! Aunque sintiéndolo no tiene arreglo. Maria entonces sonrió e hizo un gesto como si no hubiera pasado nada, entonces Dave se acercó a la barra y pidió otras dos copas para compartirla con Maria. Hizo bien en no preguntar, lo más seguro es que si la hubiera ofrecido primero ella se habría escapado. 
- Toma por las molestias, aunque el que se ha quedado sin copa he sido yo… ella acepto la copa y extrañada le miro y dijo, -puff que mierda de noche, Dave extrañado miro a su alrededor y sugirió que parecía que se lo pasaba bien.- Hombre no es de las peores noches, pero aun así esto no corresponde mucho con mi idea de un buen día, cada día se parecen todos más… a lo cual Dave asintió diciendo, - no te creas que es tan raro, todo el mundo que está aquí no quieren la noche de hoy. Maria le miro y pregunto qué hacia el aquí. -supongo que me deje llevar y acabe sin saber que quería hacer, pero es evidente que no elegí yo estar aquí esta noche- dijo él. 

Tras un rato hablando se dieron cuenta que esa conversación no era igual que el resto que habían tenido y una extraña sensación de extrañeza y haber hablado demasiado les impedían volver a su lugar con la mismas sensaciones de poder esquivarlo todo, pero la copa se terminaba y no tenía mucho sentido seguir ahí, así que Maria volvió con sus amigas y Dave se sentó a mirar como sus amigos jugaban al billar, pensando en la conversación que acababa de tener, y creyendo que no sería tan difícil rescatarla.

Las siguientes semanas fueron raras para ambos, Dave estaba más distraído en el trabajo, no olvidaba a Maria pensando que ella pensaba lo mismo que él, era como si al final resultara que lo que pensaba el no esta tan lejos de la realidad de los demás. Se fue fijando como la gente de siempre también necesitaba salir de algo o quizás huyeran de otro sitio. Había un obrero, que en las comidas donde todos se reunían siempre traía un tema de conversación, aunque pocas veces interesara a alguien, la vez que interesaba él se desenvolvía como pez en el agua, las otras veces cada vez que decía algo sobre cualquier tema era para criticarlo y llevarlo a su terreno, él tampoco estaba contento en aquella mesa pero aguantaba de manera extraña y tenaz. La verdad que las personas pueden ser muy complicadas si te detienes a mirarlas… 

Maria en cambio seguía en su pequeña oficina, las mismas chicas con las que trabajaba era con las que luego se la podía ver en el bar, aunque esos días Maria también se quedó pensando en lo que le dijo a Dave y sobre todo las ganas que tenia de chillarlo, miraba como las demás hablaban de ropa, lo que les había pasado con el novio o en el supermercado, cosas que también inquietaban a Maria pero ella no veía el sentido en aburrir a los demás con su vida, total acabaría decidiendo ella que decisiones tomar, no veía el sentido a tanta charla sin sentido y sobre todo sabiendo que todas sus compañeras habían llegado a criticar a otra y el ambiente seguía con ese halo de protagonismo e indiferencia que todas sentían.

Paso la semana  Dave y Maria se volvieron a ver en el bar, Maria se sentó al lado de Dave y le contó lo que le había pasado. Tras un largo rato hablando la conversación había llegado al mismo punto que la última vez pero esta vez, Dave paro y la dijo que tenía que hacer algo, que él había venido al bar con menos gente que la última vez, puesto que tuvo que admitir que si no acabaría haciendo cosas que no le gustaban y sería peor seguir dejándose llevar. Aunque Maria quería hacer lo mismo no se atrevía, Dave insistió en ello, en que pasara de todo que empezara a vivir su vida, que no tiene sentido bailar al son de nadie, pero no le escucho, aunque ella después de contarle esto se sentía muy cómoda hablando con el como para dejar la conversación ahí, así que empezó a hablar de ella, sus problemas, las cosas divertidas que la pasaban, Dave quiso hacerla caso para ver si había otra cuerda por dónde tirar hacia ella de la superficie, aunque esa noche no apareció.

Así pasaron las semanas, Dave y María cada vez hablaban más, la verdad que Dave también se sentía a gusto hablando con ella, hasta a veces hablaba de él, aunque nunca fue algo que le gustara, no tenía sentido estar con ella recordando el pasado gustándole más el presente. Entonces Dave empezó a desistir de rescatarla, en realidad se empezó a hundir en el mar que ella gobernaba, y dejándose hundir un poco se dio cuenta que Maria no quería escaparse de ese mar, en realidad es lo que había ido acumulando a lo largo de toda su vida, era una especie de macabro juego en el que ella se sentía bien ignorándolo, Dave se empezó a fijar lo bien que le quedaba estar encima de todo eso acabo siendo más interesante meterse en ese mundo que sacarla a ella del suyo y hacerla vivir su vida, Dave se empezaba a encoñar de Maria, pero nunca quiso ahogarse así que en un momento dado soltó la nueva cuerda que le unía a Maria y cerrando los ojos resignado por la decisión que había tomado volvió nadando lo más rápido posible a la superficie.

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