Que
bañen el mundo las sonrisas llenas de
entusiasmo,
que te
llenan el alma de virtudes,
que te
incitan a beberte el mundo en un solo trago:
La sonrisa
inocente que finge haberlo entendido todo,
pero al
ser tan transparente no puede ocultar su engaño.
La que encuentra
ventanas abiertas
en todos
los ojos atentos que están a su lado.
La que se
contagia de boca en boca,
sin recordar
muy bien el motivo.
La que
baila inagotable con la música,
la que
esboza el vergonzoso.
Y la que
se cuela con facilidad en el alma,
como la
brisa marinera en las velas de los barcos.
A todas
las sonrisas puras:
Gracias,
por
combatir con fuerza todas las malas energías
que
ciegan al ser humano.
Raquel Alvarado
Raquel Alvarado
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