jueves, 5 de marzo de 2015

¿ACCIÓN O CONFORMIDAD?


Te haces mayor, tienes un trabajo o le has tenido, estas acabando de estudiar, sea como fuere el momento en el que tienes que salir de tu casa y buscarte la vida se va acercando mas y mas. La necesidad de tener tus reglas bajo tu techo cada vez se vuelve más imperativa.

Jonathan se levantó una mañana, hacía sol pero había bastantes nubes que pasaban del blanco al gris más oscuro atravesando por todas las escalas de gris. Era un día raro, las intermitentes rachas de viento hacían silbar al cable de una grúa pinada en mitad de una obra parada; ya no se oían los camiones que traían material, los obreros ya no cortan la carretera con una señal, no se oyen las maquinas.

Los motivos de porque esta parada no se saben, pero es una putada, no influyen directamente sobre Joni que esta fumando un cigarro en la ventana mientras mira a la gente pasar alrededor de la obra, se paran a mirar carteles de los próximos conciertos y obras de teatro, pegados en las vallas que impiden el paso al edificio en construcción. Poco más adelante tienen que esquivar las obras de una acera. La construcción solo se mueve si trabajas en lo público, al menos aquí en Santander, los nuevos edificios avanzan lentamente y casi es un milagro una nueva construcción dentro de la ciudad.

Una ciudad monótona con poco gas en la que no faltan chispas para hacerla arder pero que nunca acaba de despuntar, la eterna promesa, aquella por la que muchos vinimos a la capital.

Había elegido para caminar por la vida unas botas, suelen ser de seguridad de esas con la punta de acero para trabajar, pero hoy eran botas simples, trabajaba de forma habitual para una ETT, hoy no tocaba trabajar para la seguridad social, pero aun así se pone un vaquero, una camiseta y las botas.

Ella se había ido hace media hora a trabajar; entra con el pan en la cocina, se pone un café y lee el periódico. Fuma, bebe y lee hasta que todo se acaba y no hay más que leer o beber. La habitación, el baño y recoger el salón, hay que hacer esas labores, si no quieres que coma la mierda o te la eche en la cara ella después, la cocina para después de comer.

Después de cumplir con su parte del acuerdo se enciende otro cigarro, piensa en el trabajo que hace para sí mismo; hay que arreglar esa canción, mas bien acabarla, empezarla de nuevo, tocarla un rato, para tener algo que ofrecer a la banda, y escribir un par de páginas para estar tranquilo.

Suele hacerlo por la noche, pero ella se merece atención, más ahora que su camino se ha detenido y sus botas de seguridad están limpias del poco uso.

La comida ya está hecha, se enciende un cigarro, toma vino con kas de limón, se deja llevar por la guitarra hasta la hora de comer. Ella llegara, vera el ordenador encendido, leerá la entrada del blog y no pensara que me he tocado los cojones, escuchara la canción con los retoques, me besara, haremos los pasatiempos del periódico. Pasara la vida un día más sin salario.


En Santander hay poco trabajo para un soldador sin experiencia, que ha realizado todo tipo de trabajos temporales. La clave esta vivir en la ciudad que trabajas, quizás no deba vivir en Santander, coger las botas, la mochila y caminar, ella vendría… tal vez me equivoque de ciudad o de chica.

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