Visten de seda los incompetentes,
y parece que sólo mis ciegos ojos lo pueden ver.
Ellos ríen, discuten y asienten
sobre temas que los demás "no podemos entender".
Componen con su risa canciones de Réquiem
para aquellos a los que creen tener bajo su mando.
Su repulsiva avaricia se estanca en el vientre.
Bocanadas de humo asfixian al resto, pero ellos siguen fumando.
Se ven a sí mismos inmortales, superiores, omnipotentes:
creen ser Afrodita en la pasión, y Eros en el amor,
Ares o Artemisa en la lucha, o Atenea en el saber.
Se igualan equivocadamente a los héroes y a los mitos;
creen poder ser como Hades al otro lado del Estigia,
o por el contrario liderar como Zeus el Olimpo.
Raquel Alvarado
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