CAPITULO UNO
- Tiene tantas
habitaciones como horas tiene la noche, admítelo, como idea es de las
mejores,
no hay que coger el coche y en el T-Rock llevamos cuatro halloweens seguidos.
- No es la primera
vez que vamos… muchos findes que llovía hemos ido allí a echar un humo.
- Y yo con
vosotros, pero con Gabi, Sergio y Gelo, no trece personas, aquel suelo se hunde
solo.
- Tienen razón, en
el T-Rock vuelven a tocar Luz Negra, les acabamos de ver hace dos semanas,
encima va a estar petado de gente y con lo que te gastas tomando algo allí
podemos pasarlo de puta madre en la casa vieja.
- ¿Lo ves? Sergio
piensa como yo, es una rayada irse otra vez al T-Rock nos pasamos allí todo el dia.
- Solo dejan fumar
canutos allí, de hecho soy yo el que no quiere ir, pero cada vez que me quiero
tomar algo o vamos allí o Luis tu eres el primero que pasa de ir.
- Ya que casi
nunca bebo; por lo menos ir a un sitio donde pueda echar un canuto…
Luis se levanta del banco, se enciende un cigarro y
empieza a andar de derecha a izquierda.
- Mierda tio, ya he
quedado con Marta, Laura, Paula y Olga. Sergio y Gelo te acaban de decir que
pasan de ir al T-Rock y que se vienen; ¿Qué pasa tienes miedo a los fantasmas?
- ¿Quién se hace
un canuto?
- No cambies de
tema. ¿ Te apuntas o no?
- Doce
habitaciones, doce drogas, no creo en los fantasmas. ¿Quién más viene?
- Berto y Sheila,
Noemi y Jandro e Iván.
Gelo está quemado la china, Gabi le da un cigarro.
-
No
va a pasar nada, hemos estado allí muchas veces fumando; dice mientras guarda
el paquete de Camel en el chaleco.
Va llegando la noche en el parque de Los Robles,
mientras fuman empieza a caer la noche, todos ríen menos Fran que sigue pensando
en la casa abandonada y mira a la entrada del parque vigilando que no llegue
ningún madero.
Gabi con la helada de finales de octubre es el primero
que piensa en marcharse, el chaleco no le protege de la helada y sus padres
están trabajando; prefiere acabar el colocón caliente en su sofá viendo la
tele. Sergio conduce.
- Vale te llevo a casa,
vas a llegar antes que mi hermana
- Vete a la mierda,
tengo frio.
En el coche suena Motley Crue los solteros piensan en
chicas, chicas, chicas mientras Gabi piensa en Sheila. Ella siempre acaba
hablando con él, cada vez que se ven le da dos besos, hablan por Facebook y
siempre que coinciden es ella la que corre a saludar.
Saca otro cigarro del chaleco; - ¿Cómo podría
invitarle a tomar algo?, ¿ si dice que no?, deja de pensar esas cosas…- echa la
primera bocanada de humo mientras mira a través del empañado cristal de la
parte de atrás.
-
¿Y donde
decis que vais?
-
Al centro
mama… con Noemí, con Olga y con Paula…
-
¿Y con esas
pintas vas a ir de fiesta?
-
Joder mamá es
Halloween, todo el mundo se disfraza- Sheila empieza a sentirse incómoda del
marcaje de su madre
-
Ya hija ya,
pero pareces cualquier cosa ¿de que vas? ¿de vampira vagabunda?
-
Soy un
zombie…
-
¡Qué pálida
estás! Voy a hacer la cena, ¿vas a cenar en casa?
-
Noo…
-
Bueno, bueno,
verás tu padre, más vale que no te vea salir de casa así- y su madre se perdió
tras la puerta de la habitación de Sheila
-
Uhmm
Pablo e Iván pasean por el supermercado del barrio,
luces amarillas, estantes blancos y anuncios repetitivos sobre el nombre del
supermercado y las ofertas de la semana.
-
Para mi vodka
y red bull
-
Tranquilo si
tengo la lista en el móvil
La cajera mira el cargamento de botellas, les mira a
ellos y vuelve a mirar las botellas.
Los pitidos de la máquina y el clinquineo de las
botellas es lo único que corta el incómodo silencio de la empleada de cincuenta
años y los jóvenes que van a gastar en alcohol una cantidad de:
-
Ciento
catorce con ochenta y siete; ¿tarjeta supermarket?
-
Eh no- dice
Iván enseñando la tarjeta de débito y el documento de identificación
-
En la
máquina...
Ivan acaba la interlocución con la máquina retira su
tarjeta y se despide junto con Pablo agradeciendo el servicio a la cajera;
mientras ella niega con la cabeza viéndoles salir por la puerta automática del
establecimiento
-
Que pena de
juventud, menudos quinquis- exclama delante de una clienta que mira la escena
con indiferencia y la bolsa preparada
Olga se mira en el espejo de su habitación, está de
espaldas cerciorándose de que su prieto culo se ha compactado aún más con los
leggins
-
¿Que tal me
quedan los leggins?
-
Bien tía, eso
le queda bien a todo el mundo- dice Sheila con los ojos entrecerrados con
malicia
Olga tuerce el gesto, mueve un poco el culo y sonríe
ampliamente; se agacha a recoger un pompón que pone en la parte más baja de la
espalda
-
¿Que vas a ir
de conejita en Halloween?
-
Conejita
zombie
-
Que original
-
Pues anda que
tu...
Olga está maquillándose, mientras Sheila ojea el
móvil; en su cabeza no para de dar vueltas que Olga siempre vaya tan
despampanante y a ella solo se le ocurre ponerse maquillaje y ropa vieja…
-
Olga ¿tienes
unas tijeras?
-
Si tia en el
cajón de ahí
Sheila se planta al lado de Olga en la imagen del
espejo, mientras ella repasa la raya del ojo ella comienza cortando la
camiseta, un escote se abrió al lado de Olga, la cual la hizo sentir insegura
empatando la situación. Rato después ambas amigas salieron de la habitación
sonriendo y envidiando
-
Vamos que
Paula y Marta ya estarán esperando
-
Si corre
Y allí estaban Paula y Marta, disfrazadas de
Caperucita zombie y zombie con peluca, respectivamente.
-
Mira al final
nos hemos puesto de acuerdo con ir de zombies
-
Si pues Laura
también va de zombie
Todas se ríen y se dan besos
-
A mi me
acojona ir a la casa esa eh- Marta empieza a sentir escalofríos, no quería
decir eso en alto, no tan explícito.
-
No se tia, es
diferente, yo ya he estado ahí con Gelo, haciendo cositas- ríe Olga
-
¿Solo con
el?- dice Paula y todo se funde entre risas alegres y amigables
-
Bueno habrá
que ir ya, dijeron que a las ocho y media
-
Pregunta
haber si han llegado, no sea que haya que estar allí solas- así Marta, así, que
no piensen que eres una pringada, dice para sí misma mientras sonríe
-
Si, dice
Laura que ya están allí con Ivan, Jandro, Sergio, Berto y tal; que solo
faltan Gelo y Sergio- dice Sheila que fue la primera en subirse al coche de
Olga.
Todas fueron, cantando, riendo, hablando y fumando, se
salían algo del barrio, hacia unos prados que ya nadie trabaja y menos puede
comprar; las farolas cada vez estaban a más distancia una de otra atenuando la
luz amarilla y dando prioridad a la luz blanca de la luna.
Bajo una de la luces amarillas esperan el resto de los
invitados a la fiesta con bolsas en la mano. Ivan y Jandro están sentados en el
suelo bebiendo cerveza; Gabi está bebiendo de una petaca; Sheila y el resto de
las chicas se acercan; besos, saludos.
-
¿Más
zombies?; es increíble… suspira Marta exagerando demasiado el tono, lo que la
hace bajarle rápido y meterse detrás de Paula.
-
Somos todos
de un original… exclama uno de los chicos
-
¿Y el resto?
-
¿Gelo y
Sergio?
-
Si ahora
vendrán
-
Han ido a
recoger el cargamento.
Y en el muro
de una enorme casa gris, decorada con cordones de musgo se quedaron esperando
los zombies, desde la verja dejaba ver un jardín lleno de hojas de los árboles,
de unas higueras retorcidas, cuyas ramas se mecían a cada soplo de aire entres
las luces blancas y amarillas
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