El ajetreo del
mundo, el estrés,
la irrupción de la prisa y el cansancio
de la ciudad echándose encima de los hombros.
Y de repente,
el bosque materializa la paz en tu cabeza.
El susurro natural,
el buen olor a verde que llena los pulmones,
apacigua el alma, y aclara la mente.
Raquel Alvarado
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