martes, 5 de mayo de 2015

MARGINALES Y CORRUPTOS 3

Toño en cuanto vio entrar a Vicentín en el bar le dio un golpe el corazón en el pecho.
-        Se jodió la tranquilidad- dice para sí mismo
-        Lucho está al otro lado de la barra agarrando del hombro al problema de Toño.
-        Niña, ponle un refresco a Vicentín, que tiene mucho calor ¿a que si hijo?
-        Si, calor, si.
-        ¿Y qué es eso que te paso? a ver...
-        Ummm, la patrulla del pueblo, daño, mmmmira.- Vicentín se levanta la camisa y le enseña el corte a la altura de los riñones.
-        Toma la coca-cola guapo- Soraya pone el refresco encima de la barra y mira sonriendo a Vicentín.
-        Vaya corte tienes ahí- Lucho observa la herida sucia en la espalda de Vicentín. - Eso hay que limpiarlo, ¿te has echado algo?
-        Nnnno
-        ¿Y cuando te paso?
-        Aaayerr porr nlaa nnochee

Lucho empezó a ponerse nervioso, esperaba que Vicentín dijera cualquier otro día, Vicentín estaba hablando de que La Patrulla del Pueblo, estaba enseñando un buen corte en la espalda y encima coincide con la primera noche que se hace guardia.
-        ¿Y dónde te paso?- la cara de Lucho comienza a tomar una color sombrío, espera una respuesta para preparar la bronca.
-        Enenen laaas maaharissmass, aaanoochee ssssiii- mueve la cabeza arriba y abajo, Lucho lanza una mirada fulminante hacia Toño que esta tranquilamente mirándoles al otro lado de la barra.
-        Toño ven para acá un momento anda hijo.- Toño al oír a Lucho llamarle y pensando en la que le iba a caer prefiere no hacerse el remolón y va rápido donde ellos.
-        Con una de las peores miradas que le han echado nunca Lucho le dice que pida el botiquín a Tania y le limpie la herida a Vicentín.
-        Vicentín que sabe quién es Toño de verle en el bar pero no parece reconocerle del incidente en las marismas entra con él en el baño tranquilamente. Al salir esta Lucho con la mirada clavada en la puerta del aseo y el ceño fruncido.
-        -Anda Vicentín toma un cigarro y fúmale fuera con la coca-cola que tengo que hablar con Lucho.
El pobre inocente recibe el cigarro tan contento y sale a fumar sin saber que el mismo que le ha curado y al que ha sonreído por el cigarro es el dueño de la navaja con la que le hicieron el corte en la espalda.
-        -¡Que cojones! ¿eh?, a ver…pero ¿qué cojones habéis hecho, ¡EH!?- Lucho zarandea a Toño dándole manotazos en el hombro. -¿eso no podíais haberlo dicho anoche en el condenado grupo de what’sapp?- La camarera se queda mirando la escena con la bayeta en la mano, los ojos muy abiertos e ignorante de que tiene la boca abierta.
-        En cuanto le he visto llegar gritando eso ya sabía que se iba a joder el día, pero si yo hubiese hecho algo no seguiría aquí, me habría tomado la caña de trago y adiós, ¿¡Vale!?, así que párate quieto.
-        ¿Has visto que tajo tiene? ¿Quieres decirme que ha pasado?
-        Se lo acabo de limpiar y no es tanto, era la sangre que tenia reseca alrededor, el tajo es más o menos así- Toño indica con los dedos índice y pulgar una distancia de unos siete centímetros, mientras, Lucho mira atónito como uno de los culpables de una agresión le quita hierro al asunto – lo que sí es cierto es que Miguel se ha pasado…
-        Espera, ¿Qué es eso de que Miguel se ha pasado? ¿me vas a decir que cojones ha pasado?
-        A ver… estábamos en las marismas, había unas crías hablando en un banco, pues ya sabes… de sus mierdas… que si este es un cabrón, aquel se ha liado con esta y eso; de pronto apareció una sombra al final, ellas pensaron que era alguno de sus amigos, ellas preguntaban quien era, claro era de noche y estaban acojonadas…
-        ¿Y qué coño hacían unas crías a esas horas en las marismas?
-        Estaban con unos chavales que estaban pescando, ya sabes Lucho, unas cervezas y a ver si cae algo. Bueno, ellas acojonadas y de repente apareció Vicente riendo raro como ríe el, ellas se acojonaron y entramos nosotros y Miguel se paso.
Llegaban las dos de la tarde, muchos de habitantes de Pedrel trabajaban a turnos en alguna de las empresas del polígono cercano, de seis a dos, dos a diez, diez a seis; y estos gustaban de tomar unos vinos y unas cervezas. La camarera está preparando los vasos limpios del lavavajillas y sacando tapas.
-        Mira Toño no se qué cojones ha pasado, pero ya podéis explicarlo en la reunión de mañana por la noche, me parece que esto se le va a quedar grande a mucha gente. Dile a Miguel que no puede faltar.





En cuanto termina el partido la gente empieza a marcharse del bar, había partido de Champions y era la mejor forma de poder verse todos con escusa y sin que quieran venir sus señoras. Toño está echando un cigarro fuera con Fernando, médico de Pedrel, cercano a los cincuenta tanto por arriba o por abajo, pelo cano y vestido siempre impecable. Miguel esta solo sentado en la barra con el labio partido, Lucho está limpiando la cafetera sin perder de vista a Miguel, cruzando su mirada con él como desafiando, tampoco había dejado de hacerlo con Toño durante todo el partido.
Cada vez empieza a haber menos gente, la mayoría de los que fuman fuera tienen sus vasos llenos, no parece que tengan prisa. Lucho comienza a contar cabezas le sobra una, ya son las doce y media o cierra ya con los de la patrulla dentro o va a ser imposible reunirse, sale con un cigarro en la boca a ver quién es el que sobra.
-        Manuel ¿Qué, ya estas caliente?- Manuel un hombre bajito, calvo y ojos de sapo le mira con cara de panoli, - ya le has dado- hace un gesto con la mano llevándosela a la boca como una botella.
-        No me jodas… Lucho.
Lucho ve que Manuel no se molesta mucho cuando se le llama borracho, el hombre ha sido siempre de Pedrel, pero le gusta el frasco demasiado por eso no puede saber nada de la patrulla y con su inquina con la bebida no se marcharía hasta que se aburriese o cerrase el bar.
-        No claro, luego se te mosquea la parienta y ¿Qué? La culpa para la pobre camarera que encima te tiene que aguantar.
Manuel mira alrededor intentando no oír la voz que le recuerda que es un patético borracho con más de cincuenta años que tiene que conformarse con una ayuda de mierda del gobierno y ver cada día como su mujer es la que trabaja relegándole a él prácticamente al estado de anciano, sus ojos reflejan esa vergüenza y no había nada con lo que obviar la respuesta al dueño del local.
-        ¿Hoy que la has tomado conmigo o qué?
-        No hombre, no. Si yo lo digo por tu bien para que no te riñan- Lucho chupa el pitillo mirando para otro lado – este mamón hoy no se va- piensa para sí mismo
Toño mira a Lucho, es la primera vez en toda la noche que no sentía la atención de Lucho centrada en Miki o él.
Fernando está hablando con Aitor, el fontanero de Pedrel, vino de Bilbao hace muchos años, alto, fuerte, pelo alborotado y barba; se ve claramente que las canas van a acabar ganando al aun oscuro pelo de Aitor. El partido parece no haber dejado contento a ninguno de los dos.
-        No saben jugar joder, hay que empujar para arriba no está ahí vacilando
-        Y el puto árbitro…

Lucho acaba el cigarro y entra hacia dentro, Manuel entra detrás con el vaso en la mano y la cabeza agachada. El hostelero se mete en la barra y el cliente se planta con su vaso vacio en la barra.
-        ¿Pondrás la arrancada al menos no?
-        Ni arrancada ni hostias, venga para casa. Hoy ya no se sirve más.
-        Jobar como te pones…
-        Nada que mañana hay que madrugar
Manuel se va aturdido, no entiende lo que está pasando.
-        Bueno, pues si estas así de insoportable me voy, me voy. Adiós
-        Venga Manuel, vete despacio
Lucho le ve marchar con una mueca en la boca.
-        Miguel que vayan pasando para dentro. Tania tira la basura y vete para casa que ya cierro yo.
-        Saco esto del lavavajillas y voy ¿vale?
-        Tira la basura, ya lo saco yo
Tania prefiere callar y aprovechar que hoy se va pronto; coge la basura y sale. Lucho se sirve un orujo y enciende un cigarro. Empiezan a pasar los miembros de la patrulla y a sentarse en las sillas. Se oye el ruido de los vasos al salir del lavavajillas, la tele se acaba de apagar; Lucho deja el mando encima de la barra y coloca los vasos.
-        ¿Entonces me voy ya?
-        Si hija vete, esto ya lo termino yo; venga hasta mañana.
Coge su bolso y mira a todos sentados – ¿Por qué me manda para casa si aquí hay como unos quince  todavía?, déjalo Tania y vete a casa…
-        Hasta mañana
Todos se despiden de la camarera casi al unísono, mirando como su trasero se larga por la puerta con gracia.
Lucho sale detrás de ella y cierra la verja del bar.
-        Bueno ahora el que quiera que puede fumar.
Algunos encienden un cigarro, Lucho coge una silla y se sienta en el grupo, tira su cigarro al suelo y lo pisa.
-        Ahora Miguel nos va a contar que paso ayer en las marismas.
Miguel que aunque algo se olía; después de que Toño le haya insistido en que no podía faltar hoy; no pued evitar sentir un escalofrió recorrer todo su cuerpo.
-        Bueno, leísteis en el grupo que todo correcto ¿no?; lo cierto es que había algo de actividad en las marismas, había un grupo de chavales bebiendo y fumando porros; a ver no me parece algo que remarcar, hace veinte años hacia yo lo mismo… aunque entiendo que no podemos dejarles hacer botellón en el pueblo que luego es cuando vienen las desgracias, pero salvo por dos niñas histéricas con sus problemas de chicos no paso mucho mas… bueno Toño puede confirmarlo que vino conmigo- Miguel busca con los ojos la empatía de Toño, este intenta no mostrar el asco que acababa de dar con esa declaración.
-        Bueno, de niñas nada que ya serian mayores de edad, si no casi, mujeres en todo caso y con edad de poder hacerlas muy gordas tanto ellas como ellos, así que vamos a dejar de llamarles niños porque parece que no van a liar nada grave; y en segundo lugar Miki tío, Vicentín apareció ayer por la mañana chillando que le había hecho zas en la espalda la Patrulla de Pedrel…
Miguel mira a Toño, Lucho tiene la mirada tan clavada en el rostro del sorprendido acusado que Miguel gira la cabeza hacia él y ve el rostro de un hombre que solo necesitaba un motivo más para darle una hostia.
-        Mira chaval, no sabía quién tenía la culpa porque ya no me fio de nadie, pero viendo que Toño ha dado la cara y tú me has venido contando historias de unos chavales que están pescando y tomando unas cervezas como hemos hecho todos… A ver para los que aun no lo sepáis, la otra noche andaba Vicentín por las marismas, le habían dejado salir y fue a pasear a ver si encontraba alguien…
-        ¿Por las marismas a esas horas?- Interrumpe Fernando - ¿no es un poco raro?
-        Por eso yo le avise, porque seguro que iba a hacer algo a las chavalas- corre a respaldarse Miguel.
-        ¿Le avisaste?- Lucho se levanta y le amenaza con la mano, pero algo parece que se detiene justo antes de que le soltara la mano en toda la cara –mira no sé cómo te hiciste eso en el labio, pero lo tienes merecido por hijo puta, o sea, ¿Qué para ti avisar es pegar un tajo a una persona con problemas mentales?
-        ¿Cómo? ¿Cuál? ¿Qué le diste un navajazo en la espalda a Vicentín?- se oyen las exclamaciones de sorpresa de todo el grupo.
-        Las chicas gritaron y echaron a correr, nosotros saltamos hacia Vicente, estaba nervioso, pensé que quería violarlas…
-        Miki me cago en todo, ya vale, teníamos a Vicente agarrado, no podía moverse, tú me cogiste la navaja le tiraste al suelo y le pegaste el corte para meterle miedo y hacerle daño… Y por eso tienes esa hostia en el morro, te tenía que haber dado más fuerte
-        ¿Ah que la navaja era tuya? Dice Lucho casi chillando, pero ¿vosotros sois normales? ¿para qué cojones llevas una navaja?
-        Por si acaso… estamos de noche patrullando los vecinos, está claro que el pueblo tampoco es muy seguro, ha venido mucha gente de fuera, cada vez hay más pintadas y mobiliario urbano roto… hay que tener una… “tranquilidad”…
-        Esto que quede muy claro a todos- comienza Lucho levantándose – nosotros no estamos aquí para hacer daño a nadie, estamos vigilando para que no tengan tan fácil andar haciendo el gamberro por el pueblo, joder que la mayoría son chavales de la edad de los vuestros… es que todos hemos hecho gilipolleces de jóvenes pero es que ahora parece que joder papeleras, pintar paredes, romper cristales... parece que todo eso es normal, como no empecemos a movernos como ciudadanos va a llegar un punto que no vamos a poder salir a la calle, porque todo esto va a ir a mas; pero en ningún momento tenemos que intervenir, se hace un llamada a la policía y se avisa en el grupo por si hay que ir a ayudar
-        ¿Ni si quiera un palo o algo?- dice José
-        ¿Qué vas a ir por ahí con el alargador del rodillo?- se ríe Mario, José era pintor autónomo.
-        No somos la policía, para intervenir están ellos, nosotros solo podemos vigilar e informar- sentencio Lucho- y vosotros dos me habéis decepcionado… sobre todo tu Miguel, por ahora no creo que debas seguir con nosotros… y Toño tu por ahora para que no vayas solo tampoco vas a salir más por ahora… El resto mañana como siempre, cada uno vuestra zona, Mario y Fernando la zona residencial; José y Aitor como tenéis las empresas en el polígono, pues al polígono… Javi y Francisco pues la zona del extrarradio que vivís por ahí; Héctor y Mateo el parque y Fidel y yo el centro. Venga cada uno para su casa, llevamos dos semanas y aun no hay mucho que destacar... ¿Por qué las pintadas del campo de futbol no visteis nada no?
Todos acaban sus copas y se van yendo. Miguel es el primero que se va, según acaba de hablar Lucho, le habían echado, había quedado de mentiroso y encima esta lo que le hizo a Vicentín… -¿Por qué se toman tan mal lo que hizo? No creo que tuviese buenas intenciones con aquellas chicas-. Toño también se va rápido sin prácticamente despedirse, empieza a tener dudas sobre esta organización. El resto se despide y se marcha más distendidamente.

Fernando y Mario se encuentran enfrente del transformador de media/baja tensión que hay al final de la fila de chalets, ambos viven en una zona residencial de Pedrel, las instalaciones deportivas del pueblo separan el centro de donde viven los dos cincuentones; Fernando lleva consigo un perro, un pastor alemán.
-        ¿No me digas que has dicho a Elena que vas a sacar el perro?, ¿sabes que hay que estar hasta las tres no?
-        Ya, ya, la he dicho que me voy a andar al carril bici con el perro, aunque igual hay que llegar primero ¿tú que has dicho?
-        Pues la verdad, que ya sabe lo que está pasando en el pueblo, si el chaval viene mamado todos los sábados… que nos hemos reunido unos pocos, que lo estuvimos hablando en la tasca y que habíamos pensado en salir por las noches a ver si podíamos hacer algo…
-        ¿Y qué te ha dicho?
-        Que estamos locos y al final nos va a pasar algo…
-        Esta zona es tranquila…
-        Eso sí, aunque tampoco sé muy bien que vamos a hacer nosotros… encima no podemos traer ni un palo, aunque yo voy más tranquilo con mi Ramera- Mario saca una pistola antigua, Fernando da un paso para atrás y tira de la correa del perro…
-        ¿A dónde vas con eso? Como nos traben la vamos a cagar…
-        Tranquilo chico, esta descargada, pero ¿a qué acojona?
-        Bueno tu guarda eso… como se entere Lucho con la que ha liado con la navaja…
Tras hora y media dando vueltas a la urbanización y las zonas cercanas; jugar con el perro y mirar cada jardín y terraza
                                            
-        Estaba yo pensando, la Conchi no se ira de la lengua…
-        Ya la dije que no podía decir nada que lo mejor es que no se sepa… aunque ya sabes se ponen a hablar y lo  mismo lo casca…
-        ¿Sabes qué? Nos vamos a sentar en algún sitio oscuro y vamos a ver si se oye algo, todavía quedan dos horas de patrulla.
-        Se sientan detrás de una planta más o menos en el centro del barrio, se apoyan contra el muro y miran al cielo.
-        El próximo día hay que traerse un termo de café Nandin…
-        Pues si…
Ambos pasan la siguiente hora y media entre silencios y conversaciones vacías sobre el estado del país y del deporte, ambos tenían una visión parecida de la realidad aunque el pasado militar de Mario hace que la suya sea más radical, cuando salió del ejercito quiso ser guardia civil, pero tuvo problemas con los exámenes y acabo de guardia de seguridad insatisfecho y cabreado.
-        Mario ¿y si nos vamos? Esta todo tranquilo
-        Pues sí, bastantes guardias tengo que hacer en el curro… ala vamos
Según van andando  hacia sus casas oyen unas voces.
-        Tío, después de la lluvia el césped huele mucho a prado
-        Si tronco, huele a prado- ambos se ríen
-        Que noche más cojonuda para salir a fumar un porrito, que movida saltar por la ventana
-        Yo tengo una maceta debajo de la ventana
-        Tengo que poner una, tío  
Fernando y Mario salen de detrás de una esquina, los chavales pegan un salto y un grito
-        ¿Qué hacéis ahí eh? ¿Qué es eso que fumáis?
-        Caguen la puta que susto viejos…
-        ¿Viejos? Mira chaval no me busques… que voy a llamar a vuestros padres
-        No tío joder, que nos hemos escapado para echar un porro, como les digas algo me la cargo
-        ¿Os parece normal escaparos para fumar porros?
-        No hacemos daño a nadie, simplemente echamos un canuto en una noche tan buena.
-        Tranquilo Mario, mira chaval si no quieres que digamos nada a tu padre vete mañana a las ocho y media al bar de Lucho, ¿sabes cual es no?- le dice al chaval que contestaba -Pues eso, venga id para casa.
-        ¿Qué haces Fernando? ¿Qué se vayan, así tan tranquilos?
-        Mario no nos interesa que hacen dos chavales pijos por la noche, ahora hay que saber quien les vende esto, ya sabes el camello, la fuente; nosotros también nos vamos. Voy a ponerlo en el grupo y a avisar de que mañana hay una sorpresa.


Al día siguiente ahí estaban parte de la Patrulla, incluido Toño, había leído el mensaje y no pudo evitar ir.
Todos ven al chaval entrar, va donde Fernando que espera tranquilo tomándose un café, Lucho se arrima a la mesa donde están; Toño está sentado en un taburete detrás de la mesa; Mateo y Héctor están al otro lado de la mesa con un ojo puesto en la tele y otro en la mesa.
-        A ver ¿qué hace este chaval aquí?
-        Cuéntale que hacías ayer con el hijo del charcutero
-        Fumar un porro en el barrio…
-        Tampoco es para tanto Fernando, ¿quíen no ha sido joven?, en la mili se fumaban a patadas…
-        No es lo mismo en la mili que hacerlo por costumbre y en edad de estudiar… además yo no recrimino al chaval el sabrá… por lo que está aquí es por la raíz del problema… de donde viene eso
-        No te sigo Fernando…
-        El camello, ese que el día mañana se lo puede vender a la cría de Toño…
Toño pone mala cara y sale del bar con un cigarro en la boca
-        ¿Quién te lo vendió?
-        ¿Eh?
-        ¿Qué de donde sacaste el chocolate chaval?
-        No lo se
-        ¿Cómo que no lo sabes? Quieres que se lo diga a tu padre lo que hacías
-        No
-        Pues venga dile a Fernando de donde lo sacaste
-        Que no se, le damos el dinero a un colega y el queda con el camello para coger a todos…
-        ¿Nos estas vacilando chaval?- se enerva Lucho
-        No os lo juro…
-        Arranca a tomar por culo chaval, de este Fernando no sacamos nada, díselo a su padre.
El joven se levanta de la mesa corriendo y sale del bar, Toño le sigue con la mirada.
-        ¡Eh chaval espera!




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