Toño en cuanto vio entrar a Vicentín en el
bar le dio un golpe el corazón en el pecho.
-
Se
jodió la tranquilidad- dice para sí mismo
-
Lucho
está al otro lado de la barra agarrando del hombro al problema de Toño.
-
Niña,
ponle un refresco a Vicentín, que tiene mucho calor ¿a que si hijo?
-
Si,
calor, si.
-
¿Y
qué es eso que te paso? a ver...
-
Ummm,
la patrulla del pueblo, daño, mmmmira.- Vicentín se levanta la camisa y le
enseña el corte a la altura de los riñones.
-
Toma
la coca-cola guapo- Soraya pone el refresco encima de la barra y mira sonriendo
a Vicentín.
-
Vaya
corte tienes ahí- Lucho observa la herida sucia en la espalda de Vicentín. -
Eso hay que limpiarlo, ¿te has echado algo?
-
Nnnno
-
¿Y
cuando te paso?
-
Aaayerr
porr nlaa nnochee
Lucho empezó a ponerse nervioso, esperaba
que Vicentín dijera cualquier otro día, Vicentín estaba hablando de que La
Patrulla del Pueblo, estaba enseñando un buen corte en la espalda y encima
coincide con la primera noche que se hace guardia.
-
¿Y
dónde te paso?- la cara de Lucho comienza a tomar una color sombrío, espera una
respuesta para preparar la bronca.
-
Enenen
laaas maaharissmass, aaanoochee ssssiii- mueve la cabeza arriba y abajo, Lucho
lanza una mirada fulminante hacia Toño que esta tranquilamente mirándoles al
otro lado de la barra.
-
Toño
ven para acá un momento anda hijo.- Toño al oír a Lucho llamarle y pensando en
la que le iba a caer prefiere no hacerse el remolón y va rápido donde ellos.
-
Con
una de las peores miradas que le han echado nunca Lucho le dice que pida el
botiquín a Tania y le limpie la herida a Vicentín.
-
Vicentín
que sabe quién es Toño de verle en el bar pero no parece reconocerle del
incidente en las marismas entra con él en el baño tranquilamente. Al salir esta
Lucho con la mirada clavada en la puerta del aseo y el ceño fruncido.
-
-Anda
Vicentín toma un cigarro y fúmale fuera con la coca-cola que tengo que hablar
con Lucho.
El pobre inocente recibe el cigarro tan
contento y sale a fumar sin saber que el mismo que le ha curado y al que ha
sonreído por el cigarro es el dueño de la navaja con la que le hicieron el
corte en la espalda.
-
-¡Que
cojones! ¿eh?, a ver…pero ¿qué cojones habéis hecho, ¡EH!?- Lucho zarandea a
Toño dándole manotazos en el hombro. -¿eso no podíais haberlo dicho anoche en
el condenado grupo de what’sapp?- La camarera se queda mirando la escena con la
bayeta en la mano, los ojos muy abiertos e ignorante de que tiene la boca
abierta.
-
En
cuanto le he visto llegar gritando eso ya sabía que se iba a joder el día, pero
si yo hubiese hecho algo no seguiría aquí, me habría tomado la caña de trago y
adiós, ¿¡Vale!?, así que párate quieto.
-
¿Has
visto que tajo tiene? ¿Quieres decirme que ha pasado?
-
Se
lo acabo de limpiar y no es tanto, era la sangre que tenia reseca alrededor, el
tajo es más o menos así- Toño indica con los dedos índice y pulgar una
distancia de unos siete centímetros, mientras, Lucho mira atónito como uno de
los culpables de una agresión le quita hierro al asunto – lo que sí es cierto
es que Miguel se ha pasado…
-
Espera,
¿Qué es eso de que Miguel se ha pasado? ¿me vas a decir que cojones ha pasado?
-
A
ver… estábamos en las marismas, había unas crías hablando en un banco, pues ya
sabes… de sus mierdas… que si este es un cabrón, aquel se ha liado con esta y
eso; de pronto apareció una sombra al final, ellas pensaron que era alguno de
sus amigos, ellas preguntaban quien era, claro era de noche y estaban
acojonadas…
-
¿Y
qué coño hacían unas crías a esas horas en las marismas?
-
Estaban
con unos chavales que estaban pescando, ya sabes Lucho, unas cervezas y a ver
si cae algo. Bueno, ellas acojonadas y de repente apareció Vicente riendo raro
como ríe el, ellas se acojonaron y entramos nosotros y Miguel se paso.
Llegaban las dos de la tarde, muchos de
habitantes de Pedrel trabajaban a turnos en alguna de las empresas del polígono
cercano, de seis a dos, dos a diez, diez a seis; y estos gustaban de tomar unos
vinos y unas cervezas. La camarera está preparando los vasos limpios del
lavavajillas y sacando tapas.
-
Mira
Toño no se qué cojones ha pasado, pero ya podéis explicarlo en la reunión de
mañana por la noche, me parece que esto se le va a quedar grande a mucha gente.
Dile a Miguel que no puede faltar.
En cuanto termina el partido la gente
empieza a marcharse del bar, había partido de Champions y era la mejor forma de
poder verse todos con escusa y sin que quieran venir sus señoras. Toño está
echando un cigarro fuera con Fernando, médico de Pedrel, cercano a los
cincuenta tanto por arriba o por abajo, pelo cano y vestido siempre impecable.
Miguel esta solo sentado en la barra con el labio partido, Lucho está limpiando
la cafetera sin perder de vista a Miguel, cruzando su mirada con él como
desafiando, tampoco había dejado de hacerlo con Toño durante todo el partido.
Cada vez empieza a haber menos gente, la
mayoría de los que fuman fuera tienen sus vasos llenos, no parece que tengan
prisa. Lucho comienza a contar cabezas le sobra una, ya son las doce y media o
cierra ya con los de la patrulla dentro o va a ser imposible reunirse, sale con
un cigarro en la boca a ver quién es el que sobra.
-
Manuel
¿Qué, ya estas caliente?- Manuel un hombre bajito, calvo y ojos de sapo le mira
con cara de panoli, - ya le has dado- hace un gesto con la mano llevándosela a
la boca como una botella.
-
No
me jodas… Lucho.
Lucho ve que Manuel no se molesta mucho
cuando se le llama borracho, el hombre ha sido siempre de Pedrel, pero le gusta
el frasco demasiado por eso no puede saber nada de la patrulla y con su inquina
con la bebida no se marcharía hasta que se aburriese o cerrase el bar.
-
No
claro, luego se te mosquea la parienta y ¿Qué? La culpa para la pobre camarera
que encima te tiene que aguantar.
Manuel mira alrededor intentando no oír la
voz que le recuerda que es un patético borracho con más de cincuenta años que
tiene que conformarse con una ayuda de mierda del gobierno y ver cada día como
su mujer es la que trabaja relegándole a él prácticamente al estado de anciano,
sus ojos reflejan esa vergüenza y no había nada con lo que obviar la respuesta
al dueño del local.
-
¿Hoy
que la has tomado conmigo o qué?
-
No
hombre, no. Si yo lo digo por tu bien para que no te riñan- Lucho chupa el
pitillo mirando para otro lado – este mamón hoy no se va- piensa para sí mismo
Toño mira a Lucho, es la primera vez en
toda la noche que no sentía la atención de Lucho centrada en Miki o él.
Fernando está hablando con Aitor, el
fontanero de Pedrel, vino de Bilbao hace muchos años, alto, fuerte, pelo
alborotado y barba; se ve claramente que las canas van a acabar ganando al aun
oscuro pelo de Aitor. El partido parece no haber dejado contento a ninguno de
los dos.
-
No
saben jugar joder, hay que empujar para arriba no está ahí vacilando
-
Y
el puto árbitro…
Lucho acaba el cigarro y entra hacia dentro, Manuel
entra detrás con el vaso en la mano y la cabeza agachada. El hostelero se mete
en la barra y el cliente se planta con su vaso vacio en la barra.
-
¿Pondrás la arrancada al menos no?
-
Ni arrancada ni hostias, venga para casa. Hoy ya
no se sirve más.
-
Jobar como te pones…
-
Nada que mañana hay que madrugar
Manuel se va aturdido, no entiende lo que está pasando.
-
Bueno, pues si estas así de insoportable me voy,
me voy. Adiós
-
Venga Manuel, vete despacio
Lucho le ve marchar con una mueca en la boca.
-
Miguel que vayan pasando para dentro. Tania tira
la basura y vete para casa que ya cierro yo.
-
Saco esto del lavavajillas y voy ¿vale?
-
Tira la basura, ya lo saco yo
Tania prefiere callar y aprovechar que hoy se va pronto;
coge la basura y sale. Lucho se sirve un orujo y enciende un cigarro. Empiezan
a pasar los miembros de la patrulla y a sentarse en las sillas. Se oye el ruido
de los vasos al salir del lavavajillas, la tele se acaba de apagar; Lucho deja
el mando encima de la barra y coloca los vasos.
-
¿Entonces me voy ya?
-
Si hija vete, esto ya lo termino yo; venga hasta
mañana.
Coge su bolso y mira a todos sentados – ¿Por qué me manda
para casa si aquí hay como unos quince
todavía?, déjalo Tania y vete a casa…
-
Hasta mañana
Todos se despiden de la camarera casi al unísono, mirando
como su trasero se larga por la puerta con gracia.
Lucho sale detrás de ella y cierra la verja del bar.
-
Bueno ahora el que quiera que puede fumar.
Algunos encienden un cigarro, Lucho coge una silla y se
sienta en el grupo, tira su cigarro al suelo y lo pisa.
-
Ahora Miguel nos va a contar que paso ayer en
las marismas.
Miguel que aunque algo se olía; después de que Toño le haya
insistido en que no podía faltar hoy; no pued evitar sentir un escalofrió
recorrer todo su cuerpo.
-
Bueno, leísteis en el grupo que todo correcto
¿no?; lo cierto es que había algo de actividad en las marismas, había un grupo
de chavales bebiendo y fumando porros; a ver no me parece algo que remarcar,
hace veinte años hacia yo lo mismo… aunque entiendo que no podemos dejarles
hacer botellón en el pueblo que luego es cuando vienen las desgracias, pero
salvo por dos niñas histéricas con sus problemas de chicos no paso mucho mas…
bueno Toño puede confirmarlo que vino conmigo- Miguel busca con los ojos la
empatía de Toño, este intenta no mostrar el asco que acababa de dar con esa
declaración.
-
Bueno, de niñas nada que ya serian mayores de
edad, si no casi, mujeres en todo caso y con edad de poder hacerlas muy gordas
tanto ellas como ellos, así que vamos a dejar de llamarles niños porque parece
que no van a liar nada grave; y en segundo lugar Miki tío, Vicentín apareció
ayer por la mañana chillando que le había hecho zas en la espalda la Patrulla
de Pedrel…
Miguel mira a Toño, Lucho tiene
la mirada tan clavada en el rostro del sorprendido acusado que Miguel gira la
cabeza hacia él y ve el rostro de un hombre que solo necesitaba un motivo más
para darle una hostia.
-
Mira chaval, no sabía quién tenía la culpa
porque ya no me fio de nadie, pero viendo que Toño ha dado la cara y tú me has
venido contando historias de unos chavales que están pescando y tomando unas
cervezas como hemos hecho todos… A ver para los que aun no lo sepáis, la otra
noche andaba Vicentín por las marismas, le habían dejado salir y fue a pasear a
ver si encontraba alguien…
-
¿Por las marismas a esas horas?- Interrumpe
Fernando - ¿no es un poco raro?
-
Por eso yo le avise, porque seguro que iba a
hacer algo a las chavalas- corre a respaldarse Miguel.
-
¿Le avisaste?- Lucho se levanta y le amenaza con
la mano, pero algo parece que se detiene justo antes de que le soltara la mano
en toda la cara –mira no sé cómo te hiciste eso en el labio, pero lo tienes
merecido por hijo puta, o sea, ¿Qué para ti avisar es pegar un tajo a una
persona con problemas mentales?
-
¿Cómo?
¿Cuál? ¿Qué le diste un navajazo en la espalda a Vicentín?- se oyen las
exclamaciones de sorpresa de todo el grupo.
-
Las chicas gritaron y echaron a correr, nosotros
saltamos hacia Vicente, estaba nervioso, pensé que quería violarlas…
-
Miki me cago en todo, ya vale, teníamos a
Vicente agarrado, no podía moverse, tú me cogiste la navaja le tiraste al suelo
y le pegaste el corte para meterle miedo y hacerle daño… Y por eso tienes esa
hostia en el morro, te tenía que haber dado más fuerte
-
¿Ah que la navaja era tuya? Dice Lucho casi
chillando, pero ¿vosotros sois normales? ¿para qué cojones llevas una navaja?
-
Por si acaso… estamos de noche patrullando los
vecinos, está claro que el pueblo tampoco es muy seguro, ha venido mucha gente
de fuera, cada vez hay más pintadas y mobiliario urbano roto… hay que tener
una… “tranquilidad”…
-
Esto que quede muy claro a todos- comienza Lucho
levantándose – nosotros no estamos aquí para hacer daño a nadie, estamos
vigilando para que no tengan tan fácil andar haciendo el gamberro por el
pueblo, joder que la mayoría son chavales de la edad de los vuestros… es que
todos hemos hecho gilipolleces de jóvenes pero es que ahora parece que joder
papeleras, pintar paredes, romper cristales... parece que todo eso es normal,
como no empecemos a movernos como ciudadanos va a llegar un punto que no vamos
a poder salir a la calle, porque todo esto va a ir a mas; pero en ningún
momento tenemos que intervenir, se hace un llamada a la policía y se avisa en
el grupo por si hay que ir a ayudar
-
¿Ni si quiera un palo o algo?- dice José
-
¿Qué vas a ir por ahí con el alargador del
rodillo?- se ríe Mario, José era pintor autónomo.
-
No somos la policía, para intervenir están
ellos, nosotros solo podemos vigilar e informar- sentencio Lucho- y vosotros
dos me habéis decepcionado… sobre todo tu Miguel, por ahora no creo que debas
seguir con nosotros… y Toño tu por ahora para que no vayas solo tampoco vas a
salir más por ahora… El resto mañana como siempre, cada uno vuestra zona, Mario
y Fernando la zona residencial; José y Aitor como tenéis las empresas en el
polígono, pues al polígono… Javi y Francisco pues la zona del extrarradio que vivís
por ahí; Héctor y Mateo el parque y Fidel y yo el centro. Venga cada uno para
su casa, llevamos dos semanas y aun no hay mucho que destacar... ¿Por qué las
pintadas del campo de futbol no visteis nada no?
Todos acaban sus copas y se van yendo. Miguel es el primero
que se va, según acaba de hablar Lucho, le habían echado, había quedado de
mentiroso y encima esta lo que le hizo a Vicentín… -¿Por qué se toman tan mal
lo que hizo? No creo que tuviese buenas intenciones con aquellas chicas-. Toño
también se va rápido sin prácticamente despedirse, empieza a tener dudas sobre
esta organización. El resto se despide y se marcha más distendidamente.
Fernando y Mario se encuentran enfrente del
transformador de media/baja tensión que hay al final de la fila de chalets,
ambos viven en una zona residencial de Pedrel, las instalaciones deportivas del
pueblo separan el centro de donde viven los dos cincuentones; Fernando lleva
consigo un perro, un pastor alemán.
-
¿No
me digas que has dicho a Elena que vas a sacar el perro?, ¿sabes que hay que
estar hasta las tres no?
-
Ya,
ya, la he dicho que me voy a andar al carril bici con el perro, aunque igual
hay que llegar primero ¿tú que has dicho?
-
Pues
la verdad, que ya sabe lo que está pasando en el pueblo, si el chaval viene
mamado todos los sábados… que nos hemos reunido unos pocos, que lo estuvimos
hablando en la tasca y que habíamos pensado en salir por las noches a ver si
podíamos hacer algo…
-
¿Y
qué te ha dicho?
-
Que
estamos locos y al final nos va a pasar algo…
-
Esta
zona es tranquila…
-
Eso
sí, aunque tampoco sé muy bien que vamos a hacer nosotros… encima no podemos
traer ni un palo, aunque yo voy más tranquilo con mi Ramera- Mario saca una
pistola antigua, Fernando da un paso para atrás y tira de la correa del perro…
-
¿A
dónde vas con eso? Como nos traben la vamos a cagar…
-
Tranquilo
chico, esta descargada, pero ¿a qué acojona?
-
Bueno
tu guarda eso… como se entere Lucho con la que ha liado con la navaja…
Tras hora y media dando vueltas a la urbanización
y las zonas cercanas; jugar con el perro y mirar cada jardín y terraza
-
Estaba
yo pensando, la Conchi no se ira de la lengua…
-
Ya
la dije que no podía decir nada que lo mejor es que no se sepa… aunque ya sabes
se ponen a hablar y lo mismo lo casca…
-
¿Sabes
qué? Nos vamos a sentar en algún sitio oscuro y vamos a ver si se oye algo,
todavía quedan dos horas de patrulla.
-
Se
sientan detrás de una planta más o menos en el centro del barrio, se apoyan
contra el muro y miran al cielo.
-
El
próximo día hay que traerse un termo de café Nandin…
-
Pues
si…
Ambos pasan la siguiente hora y media entre
silencios y conversaciones vacías sobre el estado del país y del deporte, ambos
tenían una visión parecida de la realidad aunque el pasado militar de Mario
hace que la suya sea más radical, cuando salió del ejercito quiso ser guardia
civil, pero tuvo problemas con los exámenes y acabo de guardia de seguridad
insatisfecho y cabreado.
-
Mario
¿y si nos vamos? Esta todo tranquilo
-
Pues
sí, bastantes guardias tengo que hacer en el curro… ala vamos
Según van andando hacia sus casas oyen unas voces.
-
Tío,
después de la lluvia el césped huele mucho a prado
-
Si
tronco, huele a prado- ambos se ríen
-
Que
noche más cojonuda para salir a fumar un porrito, que movida saltar por la
ventana
-
Yo
tengo una maceta debajo de la ventana
-
Tengo
que poner una, tío
Fernando y Mario salen de detrás de una
esquina, los chavales pegan un salto y un grito
-
¿Qué
hacéis ahí eh? ¿Qué es eso que fumáis?
-
Caguen
la puta que susto viejos…
-
¿Viejos?
Mira chaval no me busques… que voy a llamar a vuestros padres
-
No
tío joder, que nos hemos escapado para echar un porro, como les digas algo me
la cargo
-
¿Os
parece normal escaparos para fumar porros?
-
No
hacemos daño a nadie, simplemente echamos un canuto en una noche tan buena.
-
Tranquilo
Mario, mira chaval si no quieres que digamos nada a tu padre vete mañana a las
ocho y media al bar de Lucho, ¿sabes cual es no?- le dice al chaval que
contestaba -Pues eso, venga id para casa.
-
¿Qué
haces Fernando? ¿Qué se vayan, así tan tranquilos?
-
Mario
no nos interesa que hacen dos chavales pijos por la noche, ahora hay que saber
quien les vende esto, ya sabes el camello, la fuente; nosotros también nos
vamos. Voy a ponerlo en el grupo y a avisar de que mañana hay una sorpresa.
Al día siguiente ahí estaban parte de la Patrulla, incluido
Toño, había leído el mensaje y no pudo evitar ir.
Todos ven al chaval entrar, va donde Fernando que espera
tranquilo tomándose un café, Lucho se arrima a la mesa donde están; Toño está
sentado en un taburete detrás de la mesa; Mateo y Héctor están al otro lado de
la mesa con un ojo puesto en la tele y otro en la mesa.
-
A ver ¿qué hace este chaval aquí?
-
Cuéntale que hacías ayer con el hijo del
charcutero
-
Fumar un porro en el barrio…
-
Tampoco es para tanto Fernando, ¿quíen no ha
sido joven?, en la mili se fumaban a patadas…
-
No es lo mismo en la mili que hacerlo por
costumbre y en edad de estudiar… además yo no recrimino al chaval el sabrá… por
lo que está aquí es por la raíz del problema… de donde viene eso
-
No te sigo Fernando…
-
El camello, ese que el día mañana se lo puede
vender a la cría de Toño…
Toño pone mala cara y sale del bar con un cigarro en la boca
-
¿Quién te lo vendió?
-
¿Eh?
-
¿Qué de donde sacaste el chocolate chaval?
-
No lo se
-
¿Cómo que no lo sabes? Quieres que se lo diga a
tu padre lo que hacías
-
No
-
Pues venga dile a Fernando de donde lo sacaste
-
Que no se, le damos el dinero a un colega y el
queda con el camello para coger a todos…
-
¿Nos estas vacilando chaval?- se enerva Lucho
-
No os lo juro…
-
Arranca a tomar por culo chaval, de este
Fernando no sacamos nada, díselo a su padre.
El joven se levanta de la mesa corriendo y sale del bar,
Toño le sigue con la mirada.
-
¡Eh chaval espera!
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