martes, 14 de julio de 2015

UNA LUZ EN LA OSCURIDAD

Estaba harto y preocupado, el 3 de junio empecé a darme cuenta que me iban faltando ovejas, no sabía si encerrarlas todas en un bunquer construido por mí o dejar que me las siguiesen robando. Fue una preocupación creciente, ni mis perros guardianes podían parar a dicho ladrón, parecían inofensivos como chiguaguas ante un oso. En este lugar solo había zorros y poco más pero el ladrón hacia inservibles a mis perros.
Al día siguiente siempre después de cada dicho hurto las ovejas se las notaba asustadas y turbadas como estatuas que solo parpadeaban de vez en cuando. Una aversión que transmitían a su dueño, era como si me buscaran con la mirada pidiéndome la solución, ¿Qué podía hacer?
El mes siguiente me decidí a aguardar escondido en la noche dentro de mi granero subido en el segundo piso, asomado por un ventanal que daba al recinto de las ovejas. Pasaba el tiempo llego la media noche y la oscuridad cubría todo ya que no había luna o más bien no se la veía con tanta nube, una noche negra donde cualquier cosa podría pasar cerca de ti y no darte cuenta. Hundido en un profundo aburrimiento y desmotivación al ver que no pillaba al ladrón con las manos en la masa de pronto se oyó un ruido y como de la nada apareció un esfera luminosa cerca del grupo de ovejas dentro del recinto. Distinguí el ruido, era una oveja que al parecer se sentía impotente ante algo que la hacía, ese motivo me hizo reaccionar rápidamente. Baje del granero dispuesto a asustar al ladrón, corriendo con toda mi fuerza y furia me dirigí donde escuchaba los ruidos. Cuando ya estaba cerca lo vi, estaba acongojado, una situación anómala, una imagen que me dejaba boquiabierto y sin habla.
Vi un animal o no sé qué era, tenía dos piernas, dos brazos y el cuerpo encorvado de gran tamaño, me recordaba la forma de una araña de las amazonas. Estaba arrastrando a la oveja con sus largos brazos, mientras las otras miraban sin hacer nada, la pobre oveja berreaba intentándose resistir. Viendo todo esto a una distancia prudente aun así me mantenía inmóvil pareciendo una oveja más.
Eso o lo que fuere seguía a la esfera luminosa, bueno eso parecía. Ya en la valla la criatura cogió a la oveja y la retorció el pescuezo terminando con su gran agonía, lo hizo tan fácil como  a una gallina. Salto la valla, los perros no querían meterse en un problema y parecían ciegos a la escena.
 La curiosidad me llevo a seguirla aunque no podía negar el horror que provocaba la idea. La seguí, se metió en el bosque como vagabundeando buscando el camino correcto y esa esfera luminosa siempre cerca de ella o ¿el? Por precaución mantenía una distancia para que no se percatara de mí, no vaya a ser que le dé por retorcerme a mí también el cuello. Le escuchaba hablar como consigo mismo o reproducir sonidos extraños – Brooob grrrouummm dabrumm-. No parecía muy inteligente que digamos ya que con frecuencia hacia paradas, se le veía con la oveja a un ¿hombro? Llevarse la ¿mano? A la que sería una cabeza. No se avistaba ningún animal sabrían del peligro que correrían fuera de sus escondrijos.
Era una estupidez suicida seguir a tal criatura pero desde luego también algo dentro de mi decía que había que hacer algo para solucionar el problema con mi ganado. Al cabo de un rato se acercó a una gruta o cueva metiéndose dentro y espere. Desde fuera parecía que la esfera había cogido más intensidad en el interior y se oian gritos o una especie de ladridos de victoria satisfactoria. No podía quedarme sin hacer nada y me adentre a la gruta con sigilo. Un olor profundamente nauseabundo desprendía la cueva, observando dentro comprobé que era una caverna natural pero no veía nada mas de momento y  seguí mas adentro por un pasadizo estrecho llegando a una galería. Rápidamente me escondí tras una gran roca ya que sentí al instante que allí todo era un espectáculo maligno, peligroso y grotesco. Todo lleno de estalactitas, estalagmitas y formas raras, en el centro se encontraban dos criaturas. Inmundas, antropomorfas, desproporcionadas en sus formas monstruosas. Era como si estuviesen hechas de muchas partes de animales se veían gordas – claro, mucha oveja- rodeadas de huesos y excrementos, tantos que se podría hacer un estudio cropologico. Estaban contentas y creo que comían el primer plato. Una de las criaturas se llevaba una rata a la boca pero el otro estaba entretenido con la esfera reluciente en toda la caverna, a sus pies yacía la oveja muerta. Me percate que ese monstruo dominaba la esfera con una magia invisible al ojo y en sus manos se movía.

Me acorde de antiguos mitos y leyendas que hablaban de unos seres de la noche deformes y temidos, trols los llaman. Un poco de rabia me salió y murmure en bajo la palabra –“trol”-. El trol que parecía controlar la esfera la elevo al techo diciendo algo inpronunciable y de repente se apagó la luz. Entonces y como final la oscuridad me devoro por completo.


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